sábado, 15 de octubre de 2011

USO DE FERTILIZANTES

El abono y uso de fertilizantes  es altamente recomendable para nuestra cosecha de marihuana. Si seguimos las sencillas reglas que nos proporcionan los fabricantes en los envases del abono, y proporcionamos a nuestra planta de marihuana los fertilizantes necesarios en cada fase (crecimiento y floración), conseguiremos unos estupendos cogollos de marihuana con que aliñar nuestros porros.


Hay que diferenciar entre cultivo de interior y de exterior y/o de guerrilla, o incluso mejor entre cultivo en maceta o cultivo en suelo. En el caso del cultivo en maceta en contenedores pequeños, la planta procesa y asimila con mayor rapidez el abono que le proporcionamos. Por esta razón la frecuencia de abonado en estos casos debe ser mayor, siempre cuidando de no cometer el error de suministrar abono en exceso que queme las hojas de las plantas de cannabis. Cuando la marihuana se planta en grandes macetas o en el suelo, la frecuencia con la que le añadimos abono al medio es normalmente menor, ya que la planta tendrá más sustancias nutritivas en la tierra que poder aprovechar. Recordad que la tierra actúa como un tampón que regula los defectos o los excesos en el momento del abonado. Cuanta más tierra, más tardará el abono en llegar a niveles peligrosos, pero más tiempo deberá pasar hasta que podamos volver a suministrar fertilizantes si nos hemos pasado con la cantidad. 
Para potenciar al máximo nuestra cosecha actual y futuras cosechas, siempre es bueno que experimentemos con los tipos y cantidades de abono para obtener esquejes de marihuana, podemos usar unos cuantos a modo de conejillos de indias para experimentarcrecen rápido y fuertes y con hojas verdes y sanas quiere decir que la proporción y el tipo de abono utilizado les ayuda en su desarrollo, y si les es beneficioso, lo será también para la planta madre y normalmente también para plantas de marihuana de la misma variedad. utilizado. Si tenemos la posibilidad de con ellos. Si
Uno de los trucos que podemos usar para abonar con garantías de no cometer excesos, es el de observar el comportamiento de la planta y el color de sus hojas. Si las hojas comienzan a palidecer o el crecimiento se ralentiza, y creemos que el contenedor no se ha quedado pequeño, es el momento de suministrar más abono a nuestra planta. Ten en cuenta la frecuencia de riego a la hora de preparar las mezclas con abono. Si tienes que regar muy a menudo debido al calor, diluye más el abono. En caso contrario, puedes concentrar más el fertilizante siempre sin sobrepasar los límites marcados por cada fabricante en la etiqueta del producto.
Si las plantas de marihuana son pequeñas, estas necesitarán menos fertilizante que cuando sean grandes. Es fácil darse cuenta de esta sencilla regla, porque también necesitarán menos agua si lo comparamos con el final de la fase de crecimiento, donde la planta de marihuana alcanza una altura cercana al máximo.
La mejor hora para abonar nuestro cultivo de cannabis se situa durante las primeras horas de la mañana. Así la planta tiene todo el día para procesar los nutrientes que le suministramos con los fertilizantes, y la ayudamos de una mejor manera a desarrollarse.
Si la tierra que vamos a usar para nuestra plantación no es muy rica en nutrientes, o queremos complementarla, podemos empezar a abonar unos 10 días antes de realizar la plantación. El abono a usar en este momento deberá tener una mezcla similar de componentes N-P-K. O dicho de otro modo, es aconsejable que tenga cantidades similares de Nitrógeno, Fósforo y Potasio. Durante la fase de crecimiento, el abono que debemos utilizar deberá ser rico en N (Nitrógeno). Cuando lleguemos al momento de la floración, el fertilizante elegido será uno que contenga un alto contenido el P (Fósforo), para aumentar el desarrollo de los cogollos de marihuana. En este momento podemos complementar el abonado rico en P (Fósforo) con algún producto que además aporte vitaminas y minerales a la planta. Está probado que el uso de fertilizantes como el Delta 9de la casa Cannabiogen puede darnos bastante más producción de THC en nuestras plantas de marihuana. Os aseguro que lo agradeceréis cuando os estéis fumando vuestros porros a la luz de la luna.

jueves, 13 de octubre de 2011

Secado y curado de la marihuana

Después de meses de pacientes y dedicados cuidados, por fin se acerca el ansiado momento de la cata. Sin embargo, amigos, la prisa mata. No seáis agonías y dejad que los cogollos se tomen su tiempo, sin duda vuestras gargantas y psicoactivos cerebros lo agradecerán.
Lo primero y más importante que se debe tener en cuenta es que, aunque tengáis la casa llena de cogollos recién cortados, aún quedan dos de las fases más importantes de la producción de marihuana: el secado y el curado. Si estos procesos no se realizan correctamente, la calidad del colocón final se vera tristemente afectada.


Algunos consejos para secar y curar tu mejor marihuana.
Estos consejos están dirigidos a aquellos que quieren lograr una marihuana de primera calidad, con una buena potencia y un sabor agradable. La hierba recién cortada debe pasar por un largo proceso para desarrollar todo su potencial. La marihuana no muere en cuanto se corta. Mientras queden restos de humedad dentro de los tejidos se siguen sucediendo reacciones químicas que influyen de forma determinante en la calidad y sabor del producto final. Si te estás fumando la hierba menos de un mes después de cortarla, eres un impaciente. Espera un mes más y será mucho mejor. Al menos, deja que los mejores cogollos de cada planta se sequen y curen bien. Si no puedes aguantarte, fúmate los cogollos bajos y pequeños. Hay que tener muy presente que son necesarios dos procesos para que la marihuana esté bien buena. Por un lado, la hierba se tiene que secar, es decir perder el agua de sus tejidos, para que el THC sea psicoactivo (coloque). Este proceso se denomina secado y dura de una a cuatro semanas, dependiendo del clima. En segundo lugar, se debe curar la hierba. Durante el curado, se producen reacciones químicas en el cogollo que descomponen la clorofila (lo que da el color verde a las plantas). Gracias al curado, la marihuana tiene un sabor más suave que no irrita la garganta. Además pierde el sabor a “césped” y gana (mucho) en potencia. Para secar la hierba basta con colgarla en un lugar aireado, oscuro y seco. Cuando la parte exterior del cogollo tenga un tacto crujiente se
puede empezar a curar. Si la hierba se seca demasiado, el curado no se realiza correctamente. 
Normalmente, en dos semanas la hierba está lista para empezar a curarla aunque en zonas muy secas puede ser antes y en la costa algo después. El curado de la maría consiste en acabar de secarla muy despacio. Cuando  los cogollos están crujientes por fuera, aún tienen algo de humedad en el interior. Introduciremos la hierba en un bote de cristal o una caja de metal o madera tapados. Al día siguiente, la humedad interior del cogollo se habrá repartido y ya no estará crujiente. Durante las próximas semanas abriremos cada día una o dos veces la caja, durante un par de minutos para que se cambie el aire. La maría se va secando poco a poco mientras la clorofila se descompone. La hierba al curarse va perdiendo el color verde intenso conforme pierde la clorofila. El proceso de curado puede durar de dos a seis semanas, hasta que la
marihuana alcanza su punto de humedad óptimo.

Normalmente, se dice que la hierba esta lista cuando los tallos se quiebran con un chasquido en lugar de doblarse.
Llegado este momento hay que envasar el cannabis para que se conserve en buenas condiciones durante largo tiempo. Si se guarda bien puede durar un año sin perder demasiado. Incluso más. Tres son los principales enemigos del THC: el aire, la luz y el calor. Por tanto, envasaremos la hierba en botes herméticos y los mantendremos en un lugar oscuro y fresco, sin grandes variaciones en la temperatura. Después de muchos meses de cultivo y otros dos meses de secado y curado, la hierba está, por fin, lista para ser consumida. Para apreciar al máximo sus cualidades, los cogollos se deben cortar con tijeras. De este modo no se pierde la resina entre los dedos y el cannabis mantiene intacto todo su aroma y sabor. 





miércoles, 12 de octubre de 2011

"LA ORUGA" EL PEOR ENEMIGO DE LAS PLANTAS DE EXTERIOR.





Pero si hay alguna plaga a la que todos los años vemos mermar nuestra cosecha esa es la plaga del gusano del cogollos.
Los casos más graves en la marihuana se dan en cultivos químicos, en cambio aquella marihuana que ha sido cultivada con métodos ecológicos suele presentar poblaciones más bajas de gusanos. También hemos podido comprobar que tienen cierta preferencia por los híbridos, sobre todo aquellos con dominancia sativa, los híbridos con una mayor carga índica eran menos de su agrado, aun estando todas las plantas en el mismo bancal prefieren los híbridos con dominancia sativa.
Las índicas puras les agradan menos, aunque no por ello le hacen ascos ante ausencia de comida. Las variedades sativas puras, dado su tardía a la hora de florecer suelen librarse de ser atacadas por los gusanos. Como éstas comienzan muy tarde a florecer (sobre finales de Septiembre), cuando el cogollo está medio formado la última generación de orugas ya se ha transformado en mariposa, y éstas van locas buscando pareja para hacer la última puesta: el huevo de invierno, que eclosionará con la llegada de la primavera. Para aquellos que gocen de un invierno templado puede ser un buen remedio plantar variedades sativas puras de floración tardía.
Los daños en la marihuana se dan, , en las flores hembras, pero no se comen los cogollos como todo el mundo dice. Exactamente muerde los tallos -que unen las distintas florecitas hembras que forman el cogollo- y posteriormente succiona de los mismos la savia que asciende en cantidades industriales hacia los mismos para formar potentes y grandes racimos florales, o sea que se alimenta de savia y no de comer cogollos. Una vez ha terminado la oruga de alimentarse, la parte de cogollo que ha tocado queda como si lo hubieran cortado, se pueden ver los mordiscos en los tallos, y es por ello por lo que comienza a secarse. Los cogollos muertos son un riesgo y foco de posibles botritis, ya que dentro del cogollo también han quedado los excrementos de las orugas, a simple vista podemos ver sus diminutas heces negras dentro de los cogollos por los que han pasado. Si se mojan los cogollos, lo cual pasa con el rocío, las heces de las orugas pueden comenzar a fermentar aumentando todavía más el riesgo de padecer botritis.
Pero si hay alguna plaga a la que todos los años vemos mermar nuestra cosecha esa es la plaga del gusano del cogollos.
Los casos más graves en la marihuana se dan en cultivos químicos, en cambio aquella marihuana que ha sido cultivada con métodos ecológicos suele presentar poblaciones más bajas de gusanos. También hemos podido comprobar que tienen cierta preferencia por los híbridos, sobre todo aquellos con dominancia sativa, los híbridos con una mayor carga índica eran menos de su agrado, aun estando todas las plantas en el mismo bancal prefieren los híbridos con dominancia sativa.
Las índicas puras les agradan menos, aunque no por ello le hacen ascos ante ausencia de comida. Las variedades sativas puras, dado su tardía a la hora de florecer suelen librarse de ser atacadas por los gusanos. Como éstas comienzan muy tarde a florecer (sobre finales de Septiembre), cuando el cogollo está medio formado la última generación de orugas ya se ha transformado en mariposa, y éstas van locas buscando pareja para hacer la última puesta: el huevo de invierno, que eclosionará con la llegada de la primavera. Para aquellos que gocen de un invierno templado puede ser un buen remedio plantar variedades sativas puras de floración tardía.
Los daños en la marihuana se dan, , en las flores hembras, pero no se comen los cogollos como todo el mundo dice. Exactamente muerde los tallos -que unen las distintas florecitas hembras que forman el cogollo- y posteriormente succiona de los mismos la savia que asciende en cantidades industriales hacia los mismos para formar potentes y grandes racimos florales, o sea que se alimenta de savia y no de comer cogollos. Una vez ha terminado la oruga de alimentarse, la parte de cogollo que ha tocado queda como si lo hubieran cortado, se pueden ver los mordiscos en los tallos, y es por ello por lo que comienza a secarse. Los cogollos muertos son un riesgo y foco de posibles botritis, ya que dentro del cogollo también han quedado los excrementos de las orugas, a simple vista podemos ver sus diminutas heces negras dentro de los cogollos por los que han pasado. Si se mojan los cogollos, lo cual pasa con el rocío, las heces de las orugas pueden comenzar a fermentar aumentando todavía más el riesgo de padecer botritis.